miércoles, 11 de noviembre de 2009

Reflexiones de última hora (00:23)



Juro que me duele. E intento no pensarlo. Juro que me duele.

Juro que me duele mirar las fotos y saber que no pertenezco más.
Juro acordarme y que mis recuerdos tengas dos colores distintos. El de ellos… y el mío.
Juro que pienso que es una pavada, que ya va a pasar.
Juro que no me creo.
Juro que veo la brecha hacerse cada vez mas ancha y mas profunda.
Juro que siento como lentamente me voy volviendo invisible.
Juro que noto como dejo de estar en sus cabezas, cada vez menos.
Juro que me siento cada vez más lejos.

El piso se mueve como si fuese una placa tectónica. Lenta, pesada, pero imparable.
Puedo quedarme mirando al horizonte, con mi cara de mujer maravilla, impasible, fuerte. Con mis enredados pelos hondeando en un viento fantasmal que solo produce el sonido que hace el aire cuando pasa, sin chocar con nada. Erguida y de pecho inflado, inmóvil. Como si no importara.
Pero por el rabillo del ojo veo como las pequeñas piedras del suelo vibran. Por que el piso se esta moviendo. Se abre la brecha un poco más.

Tengo todo un horizonte desértico delante mío. Todo. Enorme. Infinito. Solo.

No es lo que me molesta.

El desierto no es lo que molesta en el paisaje.

Lo que molesta es ese eco. Ese lejano sonido de risas apagadas. De risas divertidas. De disfrute. El choque de copas. Gritos.

Lejos. Como si estuviesen saliendo de un recuerdo.

Bajito pero claro.

Me molesta.

Me molesta.

Me molestan. Porque las quiero seguir escuchando y poco a poco me cuesta mas. Como que si se les acabara las pilas. O se estuvieran alejando.

Ah. Claro. La brecha.

La fucking, maldita, brecha.

El cañón del colorado. Propio. Personal.

Un gran surco en el suelo. Como un tajo en la piel visto de cerca. De muy cerca.

Y me molesta.

Me molesta que en el fondo, allá lejos, cerquita del horizonte, todavía los puedo ver.
Son como marionetas recortadas contra el ocaso amarillo.
Y no me acuerdo como huelen.

Y me re molesta no acordarme.

Me duele.

Me duele tener que siempre necesitar pertenecer. Y nunca pertenecer del todo.

Como el lobo disfrazado de oveja. Sin las malas intenciones.

Tengo Lana. Pero soy lobo.

Y no es que quiera ser oveja. Me gusta aullar. Me gusta salir a correr bajo la luna. Me gusta revolcarme en la tierra. Me gusta no tener dueño.

Pero también me gusta balar en conjunto. Me gusta pertenecer. Ser. Ser con alguien más.

Y no solo me molesta, sino que es re molesto. Juro que hasta pica. Arde.

Es tan contradictorio. Tan.

Soy medio mujer, medio lobo, con vestido de oveja.

Me siento re ridícula.

Tengo ganas de desnudarme entera y salir corriendo y gritando exactamente para el lado contrario, aflojando el nudo que tengo en la garganta todos los días. Olvidarme. Olvidarlos. Borrarlos. DELETE.

El problema es que cuando miro para atrás me paralizo. Hay un desierto. Enorme.

Y acá no hay marionetas a las que mirar. A las que envidiar. No hay viento que traiga sus risas. No hay brecha.

Y ahora si me da miedo.

No hay nada. N A D A.

Y a la vez hay todo. Si lo pienso, aparece. Aparecen todos. Aparecen lugares. Aparecen cosas. Aparecen tiempos.

Y me molesta.

Porque la brecha ahora esta atrás. Alejándose también, porque yo me alejo. Hago fuerza para escuchar. Y apenas. Apenas.

Y se que alejarse implica dar rienda a que la brecha se siga abriendo. Y ellos se sigan alejando. Y ya no formen parte del paisaje. Y que la brecha sea tan ancha que yo ya no tenga el valor de tomar carrera y saltarla.

Es un paisaje tan grande.

Y yo soy una sola. Me siento insignificante. Aunque sea todo mío.

Y MOLESTA!

Molesta a lo abeja zumbándote cerca. Molesta a lo mosca volando entre los platos. Molesta a lo mosquito en medio de la noche.

Es una molestia insectil.

Y Odio me toca el hombro.

Lo miro. Me sonríe. Me dice que con él es más fácil. Me dice que con él, no duele tanto. Que con él no hay dudas, ni vueltas atrás. Que es fiel, que es compañero.

-Ya lo se, Odio! Ya camine de tu mano miles de veces! Y camine mucho! Y mierda que me costó soltarme! Y sabes porque quise soltarme? PORQUE SOS MOLESTO!!!!
Me llenas la cabeza de cosas. Y el paisaje pierde colores, y todo huele a cebolla y las piernas hierven y el entrecejo tiene arrugas... y no me gusta!!! Me molestaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!! SALÍ. SALIIIÍ ¡!-

Fuera.


Los miro de nuevo. Si fijo la mirada puedo ver sus sonrisas. Sus dientes de perfecto blanco. Su falsa perfección. Falsísima.

Tengo la palabra falsísima en mi puño. Apretadísima. No la quiero soltar. No todavía.

Siento como el entrecejo se me frunce. Siento como de me avispan los ojos. Siento el viento en la cara.

Y pienso que ya no tengo ganas de construir más puentes sobre el tajo. Q se me acabo la madera. Q de su lado hay mucha. Y que esta vez… fueron ellos los que destruyeron los puentes. No yo.

Yo hice las cosas bien. Bien.

Y yo como una idiota esperando que aprendan.

Miro la brecha.

No se cuanto tiempo más la voy a estar midiendo.